
Una bandera pirata muy especial ha agitado México este domingo para plantarse en la capitalina Plaza del Zócalo, a pocos metros del Palacio del Gobierno Nacional, blindado para la ocasión con vallas metálicas de tres metros de altura y bloques de cemento. La calavera sonriente con el sombrerito de paja que la serie de anime japonesa One Piece ha incorporado a memoria colectiva de los jóvenes ha ondeado también en al menos 30 ciudades mexicanas como forma de protesta contra los quehaceres gubernamentales, desde la inseguridad manifiesta hasta la falta de oportunidades o la precariedad laboral, pese a que el 60% cuenta con una educación media superior.
Un enemigo impensado: la Generación Z, que ha puesto muy nerviosa a la presidenta Claudia Sheinbaum, agobiada además por el movimiento antinarco liderado por la alcaldesa Grecia Quiroz, viuda del asesinado Carlos Manzo; por las protestas de los maestros (siempre cercanos a su predecesor, Andrés Manuel López Obrador); y por los movimientos de Estados Unidos en su cruzada contra los cárteles. Nacidos entre 1997 y 2012, los 30 millones de jóvenes de la Generación Z han cogido el relevo de los millennials, la primera generación en estar totalmente conectada a Internet, de donde salió precisamente la convocatoria para las protestas de hoy domingo.
La tripulación pirata del capitán Monkey D. Luffy se ha multiplicado en su desafío al Gobierno Mundial desde que las protestas de los jóvenes en Nepal encontraran eco en Serbia, Marruecos, Filipinas o Perú. También en México, como se comprobó en las marchas convocadas a través de las redes sociales que tanto molestaron a Sheinbaum, quien ordenó blindar el Palacio Presidencial. Días antes de que los jóvenes plantaran una bandera enorme a sus pies, otros grafiteros anónimos dibujaron la palabra "narcoestado" en el muro de contención levantado por las autoridades. Al final de la marcha en la capital se produjeron disturbios en el Zócalo, cuando la Policía, desde detrás de la gran muralla defensiva, rocío con gases a los grupos más enfervorizados, que habían trepado incluso hasta la cima para hacerla tambalear.
La bandera pirata favorita de la Gen Z también subió hasta lo más alto del Monumento a la Patria en Mérida, capital de Yucatán, ante el entusiasmo de los presentes. Y acompañó a centenares de personas reunidas en Chiapas, Jalisco, Puebla, Oaxaca y Michoacán, entre otros.
"Fue la oposición quien levantó mucho esta marcha. Es una estrategia digital pagada desde el extranjero y vinculada a grupos de derecha, con bots, cuentas falsas y campañas coordinadas", denunció la mandataria, dando así un impulso final a la movilización. Figuras como el ex presidente Vicente Fox, el empresario Claudio X. González y Ricardo Salinas Pliego, fundador y presidente del Grupo Salinas, han apoyado las marchas.
Sheinbaum sabe que el asesinato de Manzo y su torpe y prepotente reacción inicial abrieron la caja de los truenos para un Gobierno que conserva un apoyo mayoritario, pero que no esperaba este giro de tuerca provocado por los narcos.
"Carlos [Manzo] no murió, el Estado lo mató", se volvió a escuchar en las calles, en las gargantas de los más jóvenes, para dejar claro que las balas que acabaron con la vida del presidente municipal de Uruapan, en el estado de Michoacán, han dado mucho aliento al Movimiento del Sombrero en su lucha contra la violencia y el narco.
Incluso Raquel Ceja, la abuela del asesinado, se sumó a la marcha ciudadana que se desplazó desde el Ángel de la Independencia hasta el centro histórico de la capital, con presencia de jóvenes pero también de gente de todas las edades.
A la postre, la convocatoria juvenil se convirtió en una llamada para el resto de la sociedad, que se unió a la protestas, que no fueron masivas pero sí significativas. Estén más o menos presentes en las movilizaciones, los jóvenes de la Generación Z son hoy el epicentro de la violencia que devora a México: el homicidio fue la primera causa de muerte entre ellos en 2024.